No era mi intención entrar en “una liza” y lindar con él hasta desfallecer.
Quería hacerle entender que estaba muy lejos de ser sirena, primero porque no soy híbrido ni quiero serlo, y segundo porque no utilizaba mis palabras como somnífero o dormidera engañosa hacia él. Sólo dialogaba con las herramientas humanas que tenía a mi mano y salían directamente y espontáneamente de mí.
Tampoco hacía falta que taponase sus oídos con cera ni se atase al mástil de la nave para no ceder ante mi música o mis cánticos, para él, embelesadores:
-No Ulises, no me considero una mantis religiosa, no te devoraré ni antes, ni mientras, ni después de una cópula dialéctica-. En un duelo semántico que sólo viste las horas y alimenta al tiempo de estrellas fugaces.
Por mi parte eres LIBRE, libre en todos los sentidos y si mis escritos llegaran a embelesarte o confundirte alguna vez, lucha para que nunca la luz ciegue tus ojos.
Ayer eras Jasón, ahora Jenofonte y yo con estas letras he dejado claro que no soy Agláope. Jenofonte pecaba de ser algo “olvidadizo”…y yo intuyo que has levantado una barrera para no recordar…y quieres ser tan grande y poderoso como un cíclope desnudo ante una realidad que no se acopla a tus deseos.
Desciende al mundo de los VIVOS, donde todo no siempre caza con las piezas de un puzzle con un Copy Right propio.
En el Jardín del Edén, y tú bien lo dejaste reflejado en tu “Anábasis”, también se ven animales enjaulados, privados de libertad…porque la misma vida limita (seguro que tú lo sabes) limita, cerca e impide soñar ingenuamente sin caerte a un pozo, levitando sobre el fértil damero de una tierra que ruge.
Soledad Perera